Adolf Hitler es cosiderado como el mejor orador en la historia de la humanidad. Sin embargo, motivar o incentivar el progreso en la sociedad alemana no era su objetivo, sino, más bien incrementar y fomentar un odio desmesurado hacia esta desgraciada y desdichada minoría.
Que mejor que el "Diario de Ana Frank" para introducir mi mente en este horrible mundo. Ana Frank es conocida mundialmente como la niña judía que junto a su familia fue transladada a uno de los campos de concentración más sanguinarios durante el mandato de el Tercer Reich, Auschwitz. Mientras se refugiaban junto a otros sobrevivientes judíos en un escondite llamado: "El Anexo Secreto", Ana nos va contando con palabras ingenuas y quizás indiferentes a el terror que se vivía en el exterior el acontecer de sus días con sus propios puntos de vista.
Voy ya, por la página cien y debo admitir que el libro no es como pensé sería. Yo imaginaba un diario fatalista dónde se contara los terribles destinos de Ana y su familia. Más no fue así, en el "Diario de Ana Frank" abunda la ternura y las grandes expectativas de una joven de regresar a una vida normal después que ese abominable monstruo llamado guerra cesara, sin dejar de lado claro, la cruel realidad que le toco vivir.
En el encontré algo que nunca pensé encontrar en un libro dedicado a contar los terribles acontencimientos de el genocidio más sanguinario en nuestra historia universal. Donde seis millones de almas inocentes perdieron la vida.
Encontré esperanza de un mañana mejor o por lo menos hasta la página en donde estoy. Y todo eso, desde los ojos, mente y corazón de una jovencita que nunca logró imaginar el impacto mundial que su pequeño diario tendría en la actualidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario