Al escuchar el nombre de este libro, muchos seguro lo juzgarán y tildaran de aburrido, debido a su admitámoslo poco atractivo nombre. Debo decirles que no se equivocan.
"La Lentitud" de Milán Kundera es un libro con una trama lenta que le hace justicia a su nombre. Los personajes de esta historia no se encuentran bien definidos y la historia sinceramente no esta correctamente estrucuturada. Inclusive prensenta una total desorganización de hechos, ideas y momentos desde el inicio hasta el final.
Si algo provechoso y positivo puedo sacar de
"La Lentitud" es su mensaje que vocifera muy fuerte lo necesario que es disminuir la velocidad de algunas de nuestras decisiones o de el propio ritmo de nuestra vida para abrir nuestra mente y dejarnos llevar por la lentitud de nuestra existencia.
Ya están advertidos, si son seguidores de la inigualable Matilde Asensi o cualquier otro escritor enfocado a la ficción o aventura no se sentirán cómodos con este libro de el checo Milán Kundera. Pero si sus gustos van dirigidos a la filosofía o espirtualidad pueda que lleguen a amar a este libro que a pesar de su lenta trama merece mi respeto por compartirnos un poderoso e importante mensaje filosófico.
Milán Kundera, escritor de "La Lentitud"
Lástima, que yo sea aficionada a Indiana Jones :) Lo siento Milán Kundera, tu libro paso a ser para mí un aburrido y sin sentido momento de lectura. Les dejo con el argumento de
"La Lentitud", mi puntuación final, y una promesa de renovar a mi amado Desafío Literario. Nuevos cambios llegarán amigos. Sigan leyéndome, por favor, que no se imaginan cuanto lo aprecio.
ARGUMENTO DE "LA LENTITUD"
Milan Kundera se sirve a la vez de una novela francesa del siglo XVIII y de una excursión que a él y a su mujer se les antoja hacer a un castillo de Francia convertido en hotel, para ir dando vida a una serie de personajes del pasado y del presente que terminan coincidiendo en un congreso de entomólogos que se celebra en sus salones. Personajes e historias de ayer y de hoy van entrelazándose de tal manera que a nadie sorprendera, por ejemplo, que un hombre enfundado en un casco de motociclista, azorado e impaciente, se aleje en su moto a toda velocidad, mientras otro, con una peluca blanca, adormilado y ensimismado, se sube a una calesa que parece salida de una estampa del pasado : el primero desea sin duda dejar algo tras de sí a toda prisa ; el segundo, en cambio, parece disponerse a rememorar, al paso lento del caballo, la noche que acaba de pasar con la intrigante y seductora Madame de T.
PUNTUACIÓN FINAL:
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